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lunes, 19 de abril de 2010

LA REBELIÓN DE LAS MASAS



La característica principal del hombre-masa consiste en que sintiéndose vulgar, proclama el derecho a la vulgaridad y se niega a reconocer instancias superiores a él.
“Delante de una sola persona podemos saber si es masa o no. Masa es todo aquel que no se valora a sí mismo<> por razones especiales, sino que se siente , y, sin embargo, no se angustia, se siente a salvo al saberse idéntico a los demás”.

Por otra parte, cuando Ortega habla de minorías, se refiere a aquel que se exige más que los demás, aunque no logre cumplir en su persona esas exigencias superiores. Por tanto, la división de la sociedad en masas y minorías excelentes no es una división en clases sociales, sino en clases de hombres.
El hombre integrante de la masa se cree que con lo que sabe ya tiene más que suficiente y no tiene la más mínima curiosidad por saber más.
El hombre-masa es el hombre cuya vida carece de proyectos y va a la deriva. Por eso no construye nada, aunque sus posibilidades, sus poderes, sean enormes. Según Ortega, “La vida humana, por su naturaleza propia, tiene que estar puesta a algo, a una empresa gloriosa o humilde, a un destino ilustre o trivial”.



El hombre-masa tiene varios rasgos: libre expansión de sus deseos vitales y una radical ingratitud hacia cuanto ha hecho posible la facilidad de su existencia. Es decir, sólo le preocupa su bienestar y al mismo tiempo es insolidario con las causas de ese bienestar. Uno y otro rasgo componen la psicología del niño mimado. El hombre-masa es el niño mimado de la historia.
El hombre-masa es incapaz de otro esfuerzo que el estrictamente impuesto como reacción a una necesidad externa.
El centro del régimen vital del hombre-masa consiste en la aspiración a vivir sin supeditarse a moral alguna.

José Ortega y Gasset 1930