Comienza un nuevo año, una criba cronológica en la que aprovechamos para hacer balance. Asuntos que quedan en el tintero, viejas aspiraciones que se vuelven presentes. Planes y buenos deseos. El mundo insólito ante nuestros ojos como si se hubiese realizado borrón y cuenta nueva.
La actualidad es caprichosa y nos sorprende con sus inmediateces. La realidad ha mutado. Ya no existe el periodismo ni la información. Datos solo datos, que fluyen como liebres…parecen ciertos a ojos de todos pero suelen ser falsos en cuanto a forma y contenido .El tiempo es relativo, siempre lo fue .La inmediatez y no la veracidad es lo que juzga el devenir de este comienzo de siglo.
Hastío de cotidianeidad…Beneficios, mercados, PIB, crisis, son los términos de moda. Carente toponimia donde la ausencia de ideas, de pensadores, de críticos, nos lleva al lugar del que nunca debimos partir, un eterno circulo de irresponsabilidades éticas. Manda Don Dinero y él es quien conduce nuestras ambiciones y necesidades. Nefasta filosofía que simplifica aún más nuestra existencia en el individualismo más profundo y, por ende, en la ausencia de un sistema de bienestar publico, de garantías estatales o de simple libertad personal que implique una diferenciación colectiva.
¿Hemos de pasar página, olvidar, dejar que la próxima generación tome las riendas de su destino y repita los mismos hechos, los mismos errores?... ¿Acaso tenemos poder para cambiar el acontecer de nuestros días? De verdad no tenéis la sensación de que nos manejan como simples marionetas.
Se presenta un nuevo ciclo, o ejercicio, tal y como lo denominan los recaudadores de la hacienda pública. Pagarán justos por pecadores, omisos al lujo de quienes almorzaron los platos más sabrosos, todos hemos de vivir ante la nueva realidad del adelgazamiento colectivo. No, es inútil que discrepes, nada puedes hacer. No hay ingredientes para más… solo nos cabe esperar de quienes provocaron esto, que ombligo al descubierto, vuelvan a verter las riendas de nuestro destino colectivo.
En España, la algarabía de una parálisis gubernamental dará paso a la apatía de unas elecciones autonómicas, un nuevo despilfarro estatal para el interés de unos colectivos que mal dirigen el bienestar común. Unos timones obsoletos, con brújula desmagnetizada y corolario ilegible. Mientras tanto, un nuevo canal de telebasura ahogara nuestras penas con la añadidura de un hazme reír vergonzoso, un nuevo complejo social, una mentalidad que se posterga en el tiempo de la usura, una nueva generación de licenciados destinados a emigrar, un país de mandados que se rinde ante la pleitesía del descrédito de sus instituciones.
Vivimos tiempos excepcionales y la receta es bien conocida, a fin de cuentas es la misma que la ya aplicada en tiempos feudales. Al menos, siempre nos quedara el consuelo de dar gracias al señor.
Feliz 2011 amigos