lunes, 11 de enero de 2010
DE NUEVO UNA OPORTUNIDAD
El nuevo año nos depara como mínimo lo esencial que emerge de ese acto instantáneo y esporádico al que solemos denominar oportunidad…hay quienes, como Einstein, dejaron escrito que toda crisis es una oportunidad, hay quienes desafían el presente para alzarse con optimismo hacia el futuro argumentando que no hay futuro que no pase por presente alguno. Nada mas lejos de la realidad, pues toda crisis (no necesariamente económica) nos hace percibir la realidad o los sentimientos bajo un prisma de diversa incertidumbre, nubarrones que confundieran cualquier misiva que nuestro cerebro nos quisiera enviar.
Sin embargo, bajo nuestra piel, independientemente de los condicionantes que nos han inmerso en esta situación concreta y de constante crispación (también en el mundo montañeril), ahí en lo más profundo, siempre remanece como fuente poderosa el antídoto a nuestros males. La lucha por la superación personal, motor de nuestra supervivencia más instintiva, la garra de saberse preso de un propio destino que se puede enderezar con las dosis de paciencia y esperanza suficientes.
La inmediatez de nuestros tiempos parece maximizar por momentos la histeria colectiva, bandazos en direcciones opuestas, ausencia de sensatez y cordura de quienes olvidan que tras cada amanecer hay un sol nuevo cada día, de quienes ejercitan el tedioso relativismo de manera inconciente o no, pero de faz especulativa e imperativa, de quienes siembran la discordia en el más absoluto inmovilismo como objetivo de supervivencia común.
Oportunidad que yace como cambio cuando los principios y la voluntad propia son capaces de transformar la realidad, cuando el potencial que el propio ser humano genera en su interior es capaz de verse reflejado en armonía y entendimiento, cuando nuestra acción se transforma en ejercicio constructivo mas allá de la demagogia y el oportunismo
Somos una cadena, un complejo sistema de interrelacionales donde cada cual debe aportar su granito. Todos sumamente importantes. Por eso hay que animar, fomentar, apoyar, transmitir y escuchar a quienes tienen algo que decir. Empezando por la juventud como esperanza de ese cambio social que muchos justifican en acciones políticas vacías de contenido.
Pretender que una ley pueda desdibujar las estructuras mentales de una sociedad y abrir sendas de progreso social es una falacia. La naturaleza es su quehacer diario nos suele trazar muchos ejemplos dignos de mención, pero nosotros, la especie que supo huir del mundo animal aun no ha comprendido que sin sembrar semillas, sin mimarlas y atenderlas, no se obtendrá cosecha alguna.
Mientras tanto, todos son palabras.
MARRONES VARIOS
DE NUEVO UNA OPORTUNIDAD,
PARADIGMAS DEL ESCALADOR