El nuevo romanticismo
A los románticos de la
montaña y la escalada les ha tocado en suerte recibir toda clase de reproches.
Los más clasistas les echan en cara su histérica extravagancia. Los partidarios
del realismo los han tildado de fantasiosos y timoratos, o les afean su falta
de valor para mostrar algunas verdades
ingratas. Los moralistas, que los hay, menoscaban la exaltación de la pasión y
las emociones que la actividad en si genera. Los filósofos denuestan sus
prejuicios contra la razón y su propensión al misticismo fácil. A los
socialistas y los defensores de la autoridad establecida les irrita, por no
decir que les repugna su individualismo recalcitrante. Claro es que estas armas
arrojadizas bien pueden volverse contra quien las esgrime…
A los clasicistas , los románticos podrían responder con el
argumento de que son obtusos , presa de la frialdad del raciocinio ; a los
realistas, replicar aludiendo a su exclusiva preocupación por lo superfluo y el afán de egolatrar ; a los moralistas , que es absurdo su ideal
meramente represivo , no aporta soluciones al conflicto y siempre fracasa; a los filósofos , que su
famosa Razón Pura no les ha acercado a
ninguna solución al conflicto…más de lo que les acercaría el Instinto Puro que
pueda tener una vaca ; a los autoritarios
y de conciencia social , que su tiranía e imposición de su argumentos y su colectivismo son cuando menos tan anti
naturaleza como el individualismo
ilimitado.
Pueden reñir eternamente
entre sí, la olla y el caldero, que tienen obviamente el mismo color, y están
por igual tiznados, pero la mayoría de los enemigos del romanticismo son, a su
manera, tan extravagantes y unilaterales, como los románticos mismos.
Las actividades deportivas de montaña de nuestra época son
tan inciertas como variadas. No existe una sola tendencia o filosofía sobre
este deporte, que al menos de forma conceptual predomine sobre las demás. Hay
un gran babel de conceptos y teorías siempre en conflicto. Sin embargo, en
medio de esta confusión generalizada cabe la posibilidad de reconocer una
curiosa y significativa melodía que se repite en diferentes claves, ejecutada
por medio de instrumentos diversos, en todas y cada una de las babeles subsidiarias.
Es la melodía de un nuevo y gestante romanticismo moderno.