Se ha olvidado por completo que el hombre puede ser esclavo sin estar encadenado. Una idea religiosa afirma reiteradamente lo contrario: que el hombre puede ser libre incluso estando encadenado.Y puede ser cierta a veces, en casos rarísimos, pero no tiene importancia en nuestra época. Sí la tiene, en cambio, y mucha, la idea de que el hombre puede ser un esclavo sin cadenas: no se ha hecho más que trasladar las cadenas, del exterior, al interior del hombre. El aparato sugestionador de la sociedad lo atiborra de ideas y necesidades.
Y estas cadenas son mucho mas fuertes que las exteriores: por que éstas, al menos, el hombre las ve, pero no se da cuenta de las cadenas interiores que arrastra creyendo ser libre. Puede tratar de romper las cadenas exteriores, pero ¿cómo se librará de unas cadenas cuya existencia desconoce?...
Toda tentativa de superar la crisis, quizá fatal, de los países industrializados, y es posible que del género humano, deberá empezar por ver cuales son esas cadenas exteriores y las interiores; habrá que basarse en la liberación del hombre, en el sentido humanista clásico, así como en el moderno sentido político y social .En general, la Iglesia sigue hablando solo de la liberación interior. Los partidos políticos, desde liberales hasta los comunistas, hablan solo de liberación exterior. Sin embargo, vemos claramente en la historia que la una sin la otra da lugar a una ideología que deja al hombre indefenso y dependiente. El único objetivo realista es la liberación total, objetivo que bien podíamos llamar humanismo radical (o revolucionario)…
“Yo puedo comprenderme plenamente sólo en tanto me comprenda en mis relación con los demás y en las relaciones de los demás conmigo…”
No sería tan difícil para el individuo comprenderse sin engaños si no estuviese expuesto constantemente a que le laven el cerebro y lo priven de la capacidad de pensamiento crítico. Le hacen pensar y sentir lo que no pensaría ni sentiría si no fuese por las ininterrumpidas indicaciones y los perfeccionados métodos de condicionamiento a los que se ve sometido.
A menos que pueda ver el sentido real que se esconde detrás de las ambigüedades, y la realidad tras los engaños, será incapaz de conocerse a si mismo al como es, porque sólo conocerá al que quieren que él sea.
¿Qué puedo saber yo de mi mismo, mientras no sepa que el yo que conozco es, en gran parte, un producto artificial?
Que la mayoría de la gente , incluido yo mismo , miente sin saberlo; que defensa significa guerra , deber significa sumisión ; virtud , obediencia , y pecado desobediencia … que la idea de que los padres aman por instinto a sus hijos es un mito , que la fama muy pocas veces se debe a cualidades humanas admirables , como tampoco a logros verdaderos ; que la historia es un texto falseado por los vencedores , que la modestia excesiva no siempre es prueba de carencia de la vanidad ; que el amor es lo contrario del ansia y la codicia , que todo el mundo trata de justificar las malas acciones e intenciones aparentando que son nobles y benéficas , que la búsqueda del poder significa la persecución de la verdad , de la justicia y del amor , que la sociedad industrial que hoy se orienta por el principio del egoísmo , del tener y consumir , no por los principios del amor y del respeto a la vida que proclama.
A menos que pueda analizar los aspectos inconscientes de la sociedad en que vivo, no podré saber quién soy yo, porque no sabré que parte de mí no es mía.
ERICH FROMM